Es importante hacer una distinción entre etnología y etnografía. La Enciclopedia Social de las Ciencias Sociales nos indica que mientras la primera ha venido a significar el estudio comparado de las culturas documentadas y contemporáneas, la segunda se emplea para designar el estudio de campo de la cultura de una tribu o sociedad particular. Existe un criterio de comparatividad que «se sustenta sobre la idea de que la etnografía es necesaria para poder generar interpretaciones y explicaciones, pero no es suficiente para probar hipótesis, lo cual requiere la realización de un estudio comparado sobre una muestra representativa de sociedades» (Aguirre Batzán, 1993 p.275). Lo que a su vez nos dice, implícitamente, que es necesaria la etnografía para poder generar interpretaciones y explicaciones, que luego convertirá la etnología en hipótesis.
En este sentido la etnología comprende dos dimensiones de análisis comparado: la espacial o intercultural (puede aplicarse al estudio de una sola cultura -cómo sus aspectos culturales se relacionan entre sí y con el ambiente- y al análisis comparado de varias culturas) y la temporal (etnología histórica, comúnmente llamada Etnohistoria).